NOTIVIDA, Año VII, nº 475, 17 de octubre de 2007

Senado de la Nación

EL "HOMOMONIO" LLEGÓ AL SENADO

Por Mónica del Río

En el día de ayer la oficialista Vilma Ibarra presentó un proyecto de reforma del Código Civil para legalizar el “matrimonio” homosexual. El expediente responde a lo anticipado en el Plan Nacional Contra la Discriminación, aprobado por el presidente Kirchner mediante el Decreto 1086/2005. El proyecto es similar al que impulsan la Coalición Cívica y el Frente para la Victoria en la cámara baja.

Recordemos que en Diputados el expediente se presentó el 30 de abril de este año y lleva en la actualidad la firma de 20 legisladores. Encabezaron los socialistas que hoy integran la Coalición Cívica de Carrió y fueron acompañados por legisladores del ARI (entre ellos Fabiana Ríos, gobernadora electa de Tierra del Fuego) y del Frente para la Victoria  (Vid Notivida 442). Vilma Ibarra pondera esa iniciativa que “persigue la misma finalidad que la suya”, porque logró el apoyo de diferentes bloques. “Ha enfrentado el desafío del consenso que será tan necesario para el avance de estas propuestas”.

Dicho de otro modo el punto de convergencia entre la abanderada de la oposición y el actual gobierno -el objetivo que les permite superar las diferencias y alcanzar el consenso- es la destrucción de la familia.

El expediente de Ibarra

Lleva el Nº 3218/2007 y al igual que el de diputados modifica varios artículos del Código Civil, reemplazando los términos esposo/esposa; marido/mujer; padre/madre, por contrayentes, cónyuges o padres. Tras esos cambios los homosexuales podrán acceder al matrimonio y a todos los derechos vinculados a esa institución, incluida la adopción.

Los fundamentos del proyecto

Para Ibarra -candidata a diputada nacional por el Frente para la Victoria en la Ciudad de Buenos Aires en las próximas elecciones- el matrimonio es una “institución civil y laica“, “una creación histórico social”.

Según afirma la legisladora, su proyecto le “reconoce a las personas la libertad de elegir con quien asumir los compromisos de la convivencia en pareja, regulada en la institución jurídica y laica del matrimonio”. Lo que “no sólo implica un desagravio a sectores sociales que han sido y siguen siendo marginados y perseguidos, sino que es fundamentalmente una conquista real y simbólica para toda la sociedad. Siempre que se iguala en derechos, la sociedad gana en libertades y ciudadanía”.

Acotemos que una sociedad nunca gana con las injusticias y que es tan injusto tratar diferente lo igual como tratar igual lo diferente. La unión conyugal responde a la naturaleza humana y tanto el bien de los esposos, como el poder engendrar los hijos y educarlos (fines naturales del matrimonio), exigen la unión de varón y mujer. Dos personas del mismo sexo no pueden procrear, siendo esta finalidad principal del matrimonio y no pueden complementarse –ni en lo sexual, ni en lo psicológico, ni en lo afectivo-. Lejos de ser discriminatorio, sería injusto darle el status jurídico de matrimonio a estilos de vida que naturalmente no pueden ser matrimoniales.

Ibarra, que en su análisis deja de lado la justicia, entiende que sería “discriminatorio” “distinguir por su orientación sexual a las personas en el ejercicio de derechos”.

Reconoce la senadora que avanzaron con la ley del divorcio y enfatiza que “esta vez, se trata de la igualdad entre todas las personas sin importar su orientación sexual”.

Según Ibarra en el momento en que se sancionó el Código Civil Argentino había “distinciones que respondían a una serie de creencias y valores que regían en la sociedad al momento”. Hoy –prosigue- a la luz de “los nuevos valores y conductas sociales”, esas distinciones resultan “discriminatorias y atentan contra el derecho de igualdad ante la ley”.

Tras mencionar como antecedentes locales la ley 1.004 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la ley 3.736 de la provincia de Río Negro, la senadora kirchnerista remite a la ley sancionada en España a mediados del 2005. Cita entonces parte del discurso que en esa ocasión pronunció José Luis Rodríguez Zapatero donde afirmó que estaba “ampliando las oportunidades de felicidad” y “construyendo un país más decente”.

Reiteremos finalmente que el Santo Padre ha manifestado, en más de una oportunidad, que hay al menos tres principios no negociables para un católico en la vida pública y que uno de esos principios “no negociables” es el “reconocimiento de la estructura natural de la familia” (Vid Notivida 473). Así como esa “estructura natural” exige la indisolubilidad matrimonial y deviene en ilegítima la ley de divorcio vincular; reclama que se unan en matrimonio una persona hombre y una persona mujer. Si prospera esta iniciativa presenciaríamos un nuevo y gravísimo ataque al Orden natural y nos veríamos obligados a desobedecer otra ley ilegítima. FIN

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NOTIVIDA, Año VI, nº 475, 17 de octubre de 2007

Editores: Pbro. Dr. Juan C. Sanahuja y Lic. Mónica del Río

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