NOTIVIDA, Año
VI, nº 394, 6 de octubre de 2006
EDUCACIÓN
SEXUAL: DECLARACIÓN DE MONS. JORGE LONA El Obispo de San Luis y miembro de la Comisión de
Educación de En el documento en el que llama a superar las enormes
deficiencias de la ley aprobada por el Congreso de la Nación el prelado insiste
en que la norma divide a las familias argentinas en dos categorías: “las que
podrán lograr para sus hijos una educación sexual acorde con sus convicciones,
enviándolos al colegio privado que las respete y asuma” y las que se verán
obligadas a “someterse al dictamen de una eventual mayoría, en los colegios de
gestión estatal. Ante esto, buscar la claridad de la justicia: todos son iguales
ante la ley, y todos los padres deben ver respetado su derecho a que no se les
imponga coercitivamente a sus hijos una educación sexual contraria a sus
convicciones". Tras recordar las graves advertencias de Juan
Pablo II previas a la Conferencia de El Cairo, Monseñor Lona afirma que la
verdadera educación sexual integral está contenida en la Creación: “Y Dios creó
al ser humano varón y mujer, para que esa diferencia sea fecunda y fiel comunión
en A continuación reproducimos el tento completo de
Mons. Jorge Lona: Ante 1)- Una ley ambigua, que elude definir los criterios
que guiarán su aplicación. Propone objetivos en que todos podemos coincidir,
pero deja para más adelante los “lineamientos curriculares básicos” que
definirán como lograrlos. El gran debate quedó sin efecto. La mayoría
legislativa lo ha omitido, reduciéndolo a un mero encuadre
formal. Ante esta situación: buscar 2)- Una ley que divide a los ciudadanos argentinos en
dos categorías. Una primera categoría: los que podrán lograr para sus
hijos una educación sexual acorde con sus convicciones, enviándolos al colegio
privado que las respete y asuma. Una segunda categoría: la de quienes al no poder
acceder a la anterior situación, se verían obligados a someterse al dictamen de
una eventual mayoría, en los colegios de gestión
estatal. Ante esto, buscar la claridad de la justicia: todos
son iguales ante la ley, y todos los padres deben ver respetado su derecho a que
no se les imponga coercitivamente a sus hijos una educación sexual contraria a
sus convicciones. 3)- Una Ley que debe perfeccionarse en su aplicación,
para el bien de la familia argentina. Reconocer, con dolorosa claridad, que la familia
matrimonial -del varón y la mujer, unidos en amor fiel y estable con sus hijos-
sufre una grave crisis en nuestra patria. Esa crisis se debe en gran parte a la
anti-educación sexual que hemos venido recibiendo todos, en los últimos
veinte años, en proporción cada vez más
intensa. Es la anti-educación de la cultura del
egocentrismo hedonista, que se difunde por las modernas tecnologías de la
comunicación, y que recibe un respaldo cada vez mayor del poder político
mundial. Ya lo denunciaba el Papa Juan Pablo II en 1994,
cuando al referirse al “Año Internacional de la Familia” declarado por la ONU,
se preguntaba si no sería en realidad “un año contra la familia”. Así,
manifestaba su “dolorosa sorpresa” ante la propuesta del organismo mundial de
“una concepción de la sexualidad totalmente individualista, en la medida en que
el matrimonio aparece como algo superado”, y se pretende “imponer un estilo de
vida en que la entrega desinteresada de si mismo, el control de los instintos y
el sentido de la responsabilidad son considerados nociones pertenecientes a otra
época”. Y concluía: “Son temas con los que se puede consolidar o destruir una
sociedad”. (L’Osservatore Romano 08/04/94 y 22/04/94). Han pasado doce años, en
que esos planes mundiales han tenido cada vez más repercusión en la Argentina, y
no debe extrañarnos que la familia sufra sus
efectos. Pero esta Ley de Educación Sexual Integral, y el
dialogo clarificador que debe acompañar a su implementación, puede ser una
ocasión providencial para que muchos puedan comprender lo que está en juego, y
la familia sea defendida con un vigor acorde con la alta valoración que tiene en
todas las encuestas nacionales. 4)- Una ley para poner en claro nuestros propios
valores.. Para finalizar, reiteramos lo ya dicho clarificando
este tema. Qué significa una verdadera educación sexual
integral. Dios nos creó a su imagen y semejanza para que
nuestra libertad pueda elevarnos a la comunión del amor. Y Dios creó al ser
humano varón y mujer, para que esa diferencia sea fecunda y fiel comunión en la
familia. Esta verdad está al alcance de la inteligencia
humana, y responde al deseo más profundo del corazón humano. Allí está contenida
la verdadera educación sexual. Es educación para confiar en la propia libertad y
ejercerla verdaderamente. Para poder guardar la conducta que proteja mejor de
toda enfermedad. Es la educación para el matrimonio, que permite al
niño y al joven crecer y madurar en el amor. Y de tal manera, no perder su
derecho fundamental a enamorarse para toda la vida, su derecho a la fidelidad
del autentico amor. No es exclusividad de No dejemos caer a nuestros niños y jóvenes en esa
frustración. +Mons. _______________________ NOTIVIDA, Año VI, nº 394,
6 de octubre de 2006 Editores: Pbro. Dr. Página web http://www.notivida.org Email
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