CONFERENCIA EPISCOPAL
ESPAÑOLA
NOTA DE PRENSA
Ante la
eliminación del matrimonio del Código Civil, en cuanto unión de un hombre y una
mujer, y su reducción a mero contrato rescindible
unilateralmente
Madrid, 30 de junio de 2005
El Congreso de
los Diputados ha aprobado por fin dos reformas del Código Civil muy negativas
para el matrimonio. Hoy han quedado eliminadas sistemáticamente del Código las
palabras “marido” y “mujer”, de tal modo, que el matrimonio, en cuanto unión de
un hombre y una mujer, ya no es contemplado por nuestras leyes. Ayer la
institución del matrimonio perdió su nota propia de estabilidad legal y fue
reducida a un contrato ligero que cualquiera de las partes puede rescindir en
virtud de su mera voluntad a los tres meses de haberlo
estipulado.
De este modo,
las leyes españolas que regulan el matrimonio se han convertido en radicalmente
injustas. No reconocen la realidad antropológica y social de la unión del hombre
y la mujer en su especificidad y en su insustituible valor para el bien común,
en concreto, para la realización personal de los cónyuges y para la procreación
y educación de los hijos. Nuestras leyes han dejado, por tanto, de tutelar
adecuadamente los derechos de los padres, de los niños y de los educadores. Por
otro lado, al dejar prácticamente al arbitrio de la libertad individual la
continuidad del pacto conyugal, dejan también desprotegido el vínculo
matrimonial y abierto el camino legal a la conculcación de los derechos del otro
cónyuge y de los hijos.
Ante esta penosa
y grave situación, es necesario confiar en que la sociedad española sabrá salir
en defensa del matrimonio, de la familia y de los niños. Es necesario oponerse a
estas leyes injustas por todos los medios legítimos que el Estado de derecho
pone a disposición de los ciudadanos. Hay que trabajar para que los derechos
desprotegidos y conculcados sean de nuevo reconocidos y tutelados. Habrá que
colaborar en el establecimiento de la justicia y abstenerse de toda complicidad
con la injusticia. Contamos para todo ello con la ayuda de la gracia de Dios que
alienta nuestra esperanza