Efectos
psicológicos de realizar un Aborto
Por Rachel
MacNair
"Sueño con fetos, como todos
los que estamos aquí: sueños de abortos, uno tras otro, de baldes de sangre
salpicados por las paredes; árboles colmados de fetos gateando". Así habló
Sallie Tisdale sobre el tiempo en que trabajó como enfermera en una clínica de
abortos. En un artículo para la revista Harper, ella escribió acerca de un sueño
en el que dos hombres la sujetaron y la arrastraron a la
fuerza.
"Hagamos un aborto",
dijeron con una nauseabunda mirada lasciva. Yo empecé a gritar, estaba sumergida
en una visión de succiones, de dolores chirriantes, de ser extendida y
desmembrada por una serie de instrumentos que cumplen la función para la que
fueron hechos. Desperté casi sin poder respirar e imaginé mesas de cocina y
percheros, agujas de tejer manchadas de sangre y a mujeres que en soledad
apretaban almohadas en sus bocas para evitar que sus gritos perforen las paredes
de sus departamentos.
No es un trabajo ni fácil ni
agradable. "Hay momentos de cansancio, sombríos momentos en los que creo no
poder aguantar un recipiente más lleno de restos sangrientos, en que no creo
poder pronunciar alguna otra clase de frase de consuelo", escribió. "...me
preparo para el siguiente recipiente, para otra breve y áspera pérdida.'¿Cómo
aguantas?' Hasta los pacientes preguntan...observo desinflarse el abdomen
hinchado de una mujer en tan sólo unos momentos y mi propio estómago se
estremece de dolor, de pesar".
¿Cuál es el impacto emocional
en las personas que realizan abortos? Quienes los hacen han escrito y dicho lo
suficiente como para mostrar que no se trata de un procedimiento médico
cualquiera. Algunos, como Tisdale, tienen pesadillas. Otros sufren muchos de los
síntomas asociados con el Desorden de Estrés Post-traumático (PTSD), alguna vez
llamado "neurosis de guerra" y "fatiga de batalla". La práctica de la medicina,
de curar, no debería dar pesadillas, no debería causar una neurosis de
guerra.
A continuación, se citarán
solamente a doctores pro-opción, enfermeras y publicaciones médicas oficiales,
salvo por los dos médicos citados al final. Sus creencias de que lidiar
constantemente con el aborto es una inusual y significativa fuente de estrés,
más que la medicina ordinaria, de ninguna manera proviene de la oposición al
aborto.
Sus
traumas
Es notable la poca atención y
estudio prestado a los médicos, enfermeras, consejeros y demás trabajadores de
las clínicas abortivas. Sólo se han realizado dos estudios que observan una gran
cantidad de personas, y fueron hechos por investigadores que no trabajaban en el
campo del aborto. El primero (de M. Such-Baer), apareció en Social Casework en
1974 y el otro (de K. M. Roe) apareció en Social Science and Medicine en
1989.
Ambos estudios fueron
realizados por personas a favor del aborto legal, no obstante lo cual, ambos
notan la alta frecuencia de los síntomas que se enmarcan en la condición
conocida hoy como Desorden de Estrés Post-Traumático (PTSD). El estudio
publicado en 1974, antes de que se adoptara el término, describe que "eran
frecuentes los pensamientos obsesivos sobre el aborto, depresiones, fatiga, ira,
baja autoestima y problemas de identidad. El complejo sintomático fue
considerado un 'desorden reactivo transitorio', similar a la 'fatiga de
batalla'".
El otro estudio mostró
síntomas similares: "Los periodos ambivalentes se caracterizaban por una
variedad de sentimientos otrora poco comunes y un comportamiento que incluía
aislamiento de los colegas, resistencia a ir al trabajo, falta de energía,
impaciencia con los clientes y un sentimiento de desasosiego general.
Pesadillas, imágenes que no se iban y preocupación era elementos comunes.
También era común la profunda y solitaria intimidad en la que los médicos se
enfrascaban para afrontar esta ambivalencia.
Todavía no puede afirmarse que
los médicos abortistas sufren de PTSD porque realizan abortos. Es difícil de
probar: Puede ser difícil determinar quien y quien no está realizando abortos;
aquellos que han sufrido más ya pueden haber dejado la práctica; puede ser que
las personas que han sufrido eventos traumáticos en el pasado están más
inclinados a participar de los abortos; finalmente, el debate político actual
puede afectar la manera en como percibe la gente su
trabajo.
Sin embargo, la evidencia
recogida hasta el momento muestra que se necesitan más
estudios.
American Medical News, una
revista publicada por la Asociación Médica
Americana, señaló que las discusiones en el taller de la Federación Nacional del
Aborto "iluminan un aspecto poco conocido del debate sobre el aborto: los
sentimientos de conflicto que afectan a muchos proveedores...La idea de que las
enfermeras, doctores, consejeros y los demás trabajadores en este campo sienten
escrúpulos de que el trabajo que realizan es un secreto muy bien
guardado".
Entre las
historias.
Una enfermera que había
trabajado en una clínica abortista durante menos de un año dijo que sus peores
momentos no aparecían en la sala de operaciones sino después. Muchas veces,
dijo, las mujeres que acaban de someterse a un aborto se echaban en la sala de
recuperación y lloraban, "He matado a mi hijo. Acabo de matar a mi hijo". "No sé
qué decirle a estas mujeres", dijo la enfermera al grupo. "Una parte de mí
piensa, 'Tal vez tienen razón'".
Un doctor en Nuevo México
admitió que
A veces se sorprendía por la
ira que un aborto tardío podía provocarle. Por un lado, dijo el médico, está
molesto con la mujer. "Pero paradójicamente", añadió, "Tengo sentimientos de
molestia hacia mí por sentirme bien al apretar el tope de la cabeza del bebé,
por sentirme bien por haber realizado un procedimiento técnicamente bueno que
destruye al feto, que mata un bebé".
Casi todo
negativo
El estudio Such-Baer, hecho en
1974, un año después de la legalización del aborto en todo el país gracias a Roe
vs Wade, reportó que "casi todos los profesionales involucrados en trabajos
abortivos reaccionaban con sentimientos negativos". Quienes tienen contacto con
los residuos fetales tienen mayores sentimientos negativos que aquellos que no
entablan contacto, y su reacción no varía mucho: "Todas las reacciones
emocionales fueron unánimemente, extremadamente
negativas".
El más grande estudio
publicado incluía entrevistas a 130 "trabajadores del aborto" en San Francisco
entre enero de 1984 y marzo de 1985. Los autores no esperaban encontrar lo que
encontraron. "Particularmente sorprendente fue el hecho que el malestar con los
clientes del aborto o con los procedimientos tenía lugar en los médicos que
apoyaban fervientemente el derecho al aborto y que expresaban un gran compromiso
con su trabajo", anotaron. "Este hallazgo preliminar sugirió que incluso
aquellos que apoyan el derecho de una mujer a eliminar un embarazo, pueden estar
luchando con una fuerte tensión entre sus creencias formales y la experiencia
situada en sus trabajo con el aborto".
Como reacción, los
investigadores decidieron "entrevistar solo a médicos que se consideraban
pro-opción y que estaban comprometidos a continuar con su labor por lo menos
durante seis meses". Creyeron que estas personas, "en tanto libres de
sentimientos preexistentes de anti-opción y resistentes a su potencial
influencia, proveerían datos valiosos sobre los dilemas y dinámicas del trabajo
en el aborto legal". Esto redujo la muestra a 105
trabajadores.
Setenta y siete por ciento de
ellos habló del tema del aborto como un acto destructivo, de la destrucción de
algo vivo. Sobre el asesinato: "No se esperaba que salga este tema entre médicos
pro-opción, sin embargo, el dieciocho por ciento habló de él cuando habló de su
participación en el aborto en algún punto de la entrevista. Este tema tendía a
surgir lentamente en las entrevistas y era siempre presentado con una evidente
incomodidad".
Incluso Tisdale, que aún creía
en el aborto, admitió la ambigüedad de realizarlos. El aborto, dijo, "es el
límite más estrecho entre la amabilidad y la crueldad. Hecho de la mejor manera
posible, sigue habiendo violencia -violencia misericordiosa, como darle muerte a
un animal sufriente...es una dulce brutalidad la que aquí practicamos, una dura
y amorosa frialdad".
El estrés parece crecer en la
medida en que el no-nacido se desarrolla. "Mientras el embarazo avanza, la idea
del aborto se vuelve más y más repugnante para muchas personas, incluso para el
personal médico", dijo un doctor abortista llamado Don Sloan en un libro que
apoyaba vigorosamente la necesidad de la legalización del aborto. Como
respuesta, "Los médicos intentan divorciarse del método". Luego de describir el
procedimiento de gráficamente, incluyendo la necesidad de revisar las partes del
cuerpo para asegurarse de que todo el feto haya sido removido del útero,
concluyó diciendo: "¿Quieres abortar? Paga el precio. Hay un viejo dicho en
medicina: Si quieres trabajar en la cocina, tendrás que romper algún huevo. El
horno se calienta. Prepárate para quemarte".
Los abortos en una etapa
avanzada del embarazo ofrecen "un inusual dilema", dijo Warren Hern,
especialista en abortos, en un trabajo para la Asociación de Médicos de Planned
Parenthood. Los doctores y enfermeras que los realizan tienen "fuertes reservas
personales acerca de participar en una operación que ellos ven como destructiva
y violenta". Explicó sus reacciones de la siguiente
manera:
Parte de nuestra herencia
cultural y tal vez biológica retrocede ante una operación destructiva de una
manera muy similar a la nuestra, incluso cuando sabemos que el acto tiene un
efecto positivo en una persona viva. Nadie que no haya realizado este
procedimiento puede saber cómo es o lo que significa; pero habiéndolo hecho,
quedamos perplejos ante las posibilidades de interpretación. Hemos alcanzado un
punto en esta tecnología en particular, en el que no hay posibilidad de negar el
acto de destrucción del operante. Está frente a nuestros ojos. Las sensaciones
de desmembramiento fluyen a través de los fórceps como una corriente
eléctrica...Mientras más parece que solucionamos el problema, más espinoso se
vuelve.
Pesadillas
Pero son los sueños de los
médicos los más nos pueden decir al respecto. Los malos sueños son tan comunes
que su mención, aunque sea pequeña, puede esperarse en casi todas las
presentaciones sobre el tema de las reacciones emocionales de los trabajadores
que realizan abortos en un clínica abortiva. Muchos de ellos dejaron de realizar
abortos porque se convencieron de estaba mal, gracias a sus sueños sobre
abortos.
Los reportes varían respecto
del número de trabajadores que sufrían de pesadillas relacionadas con el aborto:
Un estudio del Dr. Hern señala que solo dos de 23 trabajadores reportaron
pesadillas sobre el aborto, mientras que una noticia sobre abortos en embarazos
avanzados aparecida en ObGyn News dijo que un cuarto de los trabajadores soñaban
con abortos. Tisdale dijo que en su centro médico todos tenían esos sueños, pero
eso probablemente haya sido una licencia poética.
¿Cómo son estos sueños?
Tisdale habló de sueños de "sangre salpicada en las paredes" y "árboles repletos
de fetos gateando", así como de su propia violación. Otro escritor habló sobre
una enfermera que soñó que "estaba metiendo un bebé por la boca de un jarrón [de
antigüedades]. El bebé la miraba con una expresión suplicante. Había un aro
blanco alrededor del jarrón. Ella interpretó esto como la representación de las
demás enfermeras observando su acto y condenándolo".
Él llegó a la conclusión de
que su sueño (el de ella) "muestra que inconscientemente el acto de abortar se
experimentó como un acto de asesinato. Debe notarse que esta enfermera estaba
absolutamente involucrada e intelectualmente comprometida con la nueva ley del
aborto. Tuvo una reacción típica. Sin importar la religión u orientación
filosófica de cada quien, la visión inconsciente del aborto permanece igual.
Esto es lo más significativo de todo lo que se aprendió en estas sesiones".
(Esta historia apareció en un editorial de Obstetricia y Ginecología, que
argumentaba que los trabajadores de centros abortistas deben ser alentados a
hablar sobre sus problemas como una manera de que sigan realizando su
trabajo).
American Medical News reportó
lo siguiente del taller de la Federación Nacional del
Aborto: "Ellos [quienes realizan o ayudan a realizar abortos] se preguntan si es
que el feto siente dolor. Hablan sobre el alma y a donde va. Y acerca de sus
sueños, en los que los fetos abortados los miran con ojos de ancianos (ancient eyes) y con
sus manos y pies perfectamente desarrollados preguntándoles, '¿Por qué? ¿Por qué
me hiciste esto?'".
Un informe presentado a
la
Asociación de Médicos de Planned Parenthood describió los
sueños de dos personas que soñaron que "vomitaban fetos, junto con un
sentimiento de horror". Los escritores concluyeron, "En general, parece que
mientras mayor es el contacto físico y visual (de los doctores y enfermeras), se
experimenta mayor estrés. Esto es evidente tanto en el estrés consciente cuanto
en las manifestaciones inconscientes como los sueños. Por lo menos, los dos
individuos que reportaron varios sueños significativos desempeñaban estos
roles".
Explicaciones
Alternativas
¿Cómo podemos dar cuenta de
los problemas de los médicos, especialmente de su sueños? Puede ser que sea así
como la mente humana responde a una matanza, como se ha sugerido en otros grupos
de personas que matan. Quienes creen que el aborto es un asesinato, y que matar
a otro ser humano es algo que pocas personas pueden hacer de manera natural,
encontrará plausible esta explicación.
Pero científicos sociales
ofrecen otras dos explicaciones. Una de ellas dice que las personas sufren de
agotamiento, como tantos en las profesiones de ayuda. Es por ello un problema
más fácil de resolver, ya que requiere solo de vacaciones y rotación de
responsabilidades. Considerando el alto volumen y la alta velocidad de los más
de los abortos, puede ser que sí estén agotados, lo cual no quita que sufran de
conciencia o también PTSD. Más aún, el agotamiento no explica sus
sueños.
La otra explicación es que las
personas responden negativamente por un primitivo o infantil mal entendimiento
de los hechos. El editorial en Obstetricia y Ginecología antes citado dijo que
"el niño mezcla inevitablemente la realidad con la fantasía. Incapaz de
conceptuar todo el proceso en términos sofisticados, el niño piensa en términos
concretos. Visualizó un 'huevo' en 'el estómago' y cree que un bebé formado se
desarrolla desde el principio, creciendo por nueve meses hasta llegar a ser un
infante de tamaño completo".
Este autor cree que esta es la
manera de explicar los sueños. No obstante los adultos entienden la
reproducción, "las fantasías primitivas permanecen en el inconsciente...Por
tanto, incluso quienes están intelectualmente comprometidos con el aborto tienen
que luchar contra la visión de un feto como un bebé real que tiene su propio
inconsciente. El trauma emocional observado en estas enfermeras fue el resultado
de un conflicto entre su compromiso intelectual, por un lado, y sus posturas
inconscientes por el otro. En su interior, tienen la experiencia de haber
participado en un asesinato".
Si el ver al feto como un bebé
es un mero producto de la imaginación, un símbolo o una sobresimplificación, la
solución es simple. La mejor manera de enfrentar una fantasía es mostrando la
realidad. La tecnología moderna nos ha provisto de fotografías de embriones y
fetos en cada etapa de su desarrollo, y los sonogramas muestran sus movimientos
en tiempo real. Pero esta técnica no parece ser útil a la hora de reducir los
síntomas de los que sufren los que trabajan con abortos, como otro editorial
titulado "Advertencias de Impactos Psicológicos Negativos de la Sonografía en el
Aborto", mostraba en 1986.
Una
Advertencia
Los defensores del aborto
creen que es un tipo de medicina. Quienes se oponen creen que es asesinato. Si
el aborto se trata de quitar una vida humana, algunos o muchos de los que los
realizan sufrirían ciertas consecuencias psicológicas asociadas con el trauma
causado por dañar a otros. Si no encontramos tales consecuencias, el caso de que
el aborto no es violencia de ningún tipo se ve fortalecido. Si es que hay
consecuencias, se fortalece el caso de que hay violencia. La evidencia
anecdótica y tales estudios sugieren, como nosotros lo hemos hecho, que algunos
de los que realizan abortos sufren daños psicológicos; que realizar abortos
tiene esas consecuencias.
Tal vez los sueños sean una
advertencia. De serlo, esas pesadillas pueden ser una bendición. Bernard
Nathanson, hablando del tiempo en que era un pionero en preparar centros
abortistas, recuerda haber sido abordado por la esposa de un médico en un
cocktail. "Me llevó a un lado y me habló muy agitada acerca de las cada vez más
frecuentes pesadillas de su esposo. Él le había confesado a su esposa que sus
sueños estaban plagados de niños y sangre, y que luego se había obsesionado con
la idea de que alguna justicia terrible se impondría sobre sus hijos como pago
por lo que estaba haciendo". Estos sueños y sentimientos pueden haber sido una
advertencia de su conciencia para que no siga.
El ex doctor abortista
McArthur Hill ha hablado acerca de cómo él intentaba salvar bebés prematuros y
cómo luego encontró que los bebés que había abortado eran más grandes que los
prematuros que había salvado.
Fue ahí cuando empecé a tener
pesadillas...En mis pesadillas, yo recibía a un saludable recién nacido. Luego
tomaba a ese saludable recién nacido y lo cargaba. Estaba frente a un jurado de
gente sin rostro y les preguntaba qué hacer con ese bebé. Ellos tenían que
mostrar el dedo pulgar hacia arriba o hacia abajo, y si mostraban el pulgar
hacia abajo, yo tenía que soltar el bebé dentro de una balde lleno de agua que
estaba en el suelo. Nunca llegué a soltar al bebé porque siempre me despertaba
en ese momento.
El doctor Hill, eventualmente,
despertó a la realidad de lo que estaba haciendo. Otros también lo han hecho. Si
es verdad que las pesadillas de los médicos abortistas y otros síntomas resultan
de su trabajo, como lo sugieren las evidencias, habrán muchos otros médicos
abortistas que serán llevados por sus sueños a escuchar la voz de sus
conciencias y dejarán de ayudar en la matanza de los no
nacidos.
Rachel M.
MacNair, Ph.D., es directora del
Institute for Integrated Social Analysisen Kansas City, brazo
investigativo de la organización Consistent Life
(http://www.consistent-life.org), y es autora de Perpetration-Induced
Traumatic Stress: The Psychological Consequences of Killing (Praeger, 2002), una
obra que examina grupos involucrados en matar, incluyedo veteranos de guerra y
verdugos.
Traducido de Touchstone
Magazine:
http://www.touchstonemag.com/docs/issues/16.7docs/16-7pg22.html