SOBRE EL
ABORTO
CONFERENCIA
EPISCOPAL ESPAÑOLA
INDICE GENERAL
1.-
Comprensión hacia la mujer
2.- La ley del mas fuerte
3.- No hay razones
válidas para eliminar la vida humana.
4.- El derecho a la vida no es una
concesión del Estado
5.- El pluralismo se basa en el respeto a la vida
6.-
"NO" al aborto, por el "SÍ" a la vida humana
7.- Otras declaraciones sobre
el aborto.
1.- COMPRENSIÓN HACIA LA MUJER
No son pocas las
circunstancias adversas en las que, en ocasiones, se puede encontrar la mujer
que espera un hijo: el riesgo de su propia salud o incluso, aunque hoy muy
raramente, de su vida; la dureza de la expectativa de tener un niño con algún
defecto físico o psíquico; la irresponsabilidad y hasta la violencia en el sexo
por parte del varón; las estrecheces económicas; los inconvenientes laborales y
profesionales; la existencia de una familia ya numerosa; o, simplemente, el no
sentirse con el ánimo necesario para recibir y educar a su hijo en un mundo tan
poco acogedor para la persona y para la familia como es el nuestro. Por todo
ello comprendemos a la mujer que se encuentre ante la tentación de creer que el
aborto pueda ser la solución para una situación realmente apurada o angustiosa.
Comprendemos también que, aun sin encontrarse en situaciones como éstas, haya
mujeres que, arrastradas por una fuerte opinión pública favorecida por las
legislaciones, llegan a pensar que abortar "no está tan mal" o que "hoy ya hemos
superado ese tabú irracional".
2.- LA LEY DEL MÁS FUERTE
Nuestro rechazo público
no va contra las mujeres tentadas de abortar ante las dificultades reales de su
vida o movidas por un ambiente cada vez más insensible a lo que el aborto es en
realidad. Va contra esta torcida aceptación social del "crimen abominable" del
aborto y su perpetración, de la que, a veces, incluso se hace alarde. Va, en
particular, contra la legislación actual que delata una notable falta de
criterio ético en el legislador, obligado por oficio a impedir eficazmente que
las circunstancias difíciles de la vida lleven a los ciudadanos a violar los
derechos fundamentales de los seres humanos. Si el legislador cree poder tolerar
e incluso legitimar el atentado contra la vida de los débiles, por más "razones
de progreso" que pretenda tener, estará en realidad permitiendo o promoviendo la
vuelta a la "ley de la selva", es decir, a la regulación de las relaciones entre
los hombres según la ley del más fuerte. Es ésta una corrupción
radical.
3.- NO HAY RAZONES VÁLIDAS PARA ELIMINAR LA VIDA
HUMANA.
En efecto, no hay razones
realmente válidas para legitimar en ningún caso la eliminación directa de la
vida humana aún no nacida. Ni siquiera las situaciones más graves a las que nos
hemos referido más arriba constituyen una causa proporcionada para justificar la
eliminación de una vida humana inocente. Nadie puede atreverse a decidir sobre
la vida del no nacido para evitarle el venir a un mundo difícil, o para que no
suponga una "carga" en la familia o un "problema" en el desarrollo de la vida de
la madre. Nunca será legítimo matar a un ser humano inocente e indefenso para
poner a salvo la propia salud o incluso la vida. La mujer que sufre esas
situaciones no ha de ser inducida por la ley a creer que puede hacerlo, dándole
a entender que abortar es un hecho socialmente aceptable o incluso un derecho.
Mucho menos puede la ley abonar el campo para que terceras personas con poco
sentido de humanidad se lucren con una industria del aborto que se aprovecha
incluso de situaciones personales dramáticas. Por el contrario, en caso de
"conflicto" último, la ley ha de proteger, de un modo proporcionado, lo más
importante que está en juego: el derecho a la vida de la persona inocente, que
ha de prevalecer sobre otros derechos o bienes de menor rango.
4.- EL DERECHO A LA VIDA NO ES UNA CONCESIÓN DEL
ESTADO.
El Estado no tiene
autoridad ninguna para decidir que sea permisible suprimir la vida de un ser
humano inocente. El derecho a la vida no es una concesión del Estado, es un
derecho anterior al Estado mismo y éste tiene siempre la obligación de
tutelarlo. Tampoco tiene el Estado autoridad para establecer un plazo, dentro de
cuyos límites la práctica del aborto dejaría de ser un crimen. La vida del ser
humano está, desde su concepción, en un proceso continuo de evolución en la que
pasa por etapas muy diferenciadas, pero todas ellas humanas: humano es, por
ejemplo, el feto de un mes y, si se le deja evolucionar y nacer, será un niño y,
luego, un adulto y un anciano. ¿Qué base racional y ética puede haber para
excluir que el atentado contra la vida sea punible en alguna de esas etapas? Es
evidente que ninguna. Hacerlo así es, en realidad, negar la igualdad de los
seres humanos en un derecho tan básico como es el derecho a vivir. Las
disposiciones del Estado en este sentido podrán ser, pues, "legales", pero serán
siempre radicalmente inmorales y nunca tendrán, por tanto, el carácter de
verdaderas leyes.
5.- EL PLURALISMO SE BASA EN EL RESPETO A LA
VIDA.
Habrá quienes traten de
responder a nuestro rechazo absoluto de este tipo de legislación diciendo que
nuestra postura es simplemente la opinión particular de un determinado grupo
religioso o incluso que es intolerante y "fundamentalista". Les invitamos con
todo respeto a que reconsideren sinceramente su juicio. Nosotros respetamos y
valoramos el pluralismo y la libertad. Sin embargo sabemos que el pluralismo y
la libertad no prosperan más que dentro de unos límites, fuera de los cuales
están amenazados de muerte. No se puede invocar la libertad de opinión para
conculcar o aceptar que se conculque un derecho tan fundamental como es el de la
vida. Quien así piensa y actúa olvida que el respeto a la vida humana es una de
las bases de todo orden social justo, en particular, del pluralista. Si se
socava esa base ¿qué garantía habrá ya de que el próximo derecho conculcado no
sea el derecho a la libertad de opinión, o incluso a la vida, de quien la
socava? Tampoco se puede invocar el derecho a las decisiones íntimas o a la vida
privada para privar a otros de la vida; ni el derecho a la "seguridad jurídica"
para negarles a otros incluso la elemental seguridad de poder vivir ya en
el seno materno; ni el supuesto derecho a la seguridad higiénica en el aborto,
mientras se elimina "higiénicamente" a un ser humano.
Es verdad que las leyes
civiles, por razones de orden público y por evitar males mayores, podrán tolerar
ciertos comportamientos inmorales que no vayan directamente contra los derechos
fundamentales de las personas. Pero en el caso que nos ocupa no cabe duda de que
el tolerar el atentado contra el derecho fundamental a la vida sería en realidad
una de las formas más radicales de intolerancia. No somos, pues, intolerantes
cuando nos oponemos a esta legislación intolerante, a este tipo de legislación
que de hecho no tolera el desarrollo normal de vidas humanas incipientes, las
más necesitadas de protección jurídica eficaz.
6.- "NO" AL ABORTO, POR EL "SÍ" A LA VIDA
HUMANA
"Antes de haberte formado
yo en el seno materno, te conocía, y antes de que nacieses te tenía consagrado"
(Jr 1, 5). Estas palabras que Dios dirige al profeta Jeremías se cumplieron de
un modo eminente en la encarnación del Verbo en el seno de su madre, María, que
aguardó su nacimiento con amor y esperanza inmensos. Pero podemos aplicárnoslas
también a cada uno de nosotros. Nadie está en este mundo por casualidad. Todos
somos queridos y elegidos, por puro amor, por el Creador. Todos hemos necesitado
ser acogidos de modo semejante, con amor, por los nuestros: por nuestra madre,
por nuestro padre, por nuestra familia. Todos seguimos necesitando la
fraternidad de nuestro prójimo y todos necesitan la nuestra, en particular los
más cercanos y débiles. Pedimos al Dios, cuya gloria consiste en que el hombre
viva, que sepamos, cada uno en nuestro lugar, ser servidores de ese don
magnífico de la vida. Protegerla, cuidarla, quererla bien es tarea que exige la
colaboración y el empeño de todos.
Hay "noes" necesarios
para el "sí". Nosotros decimos "no" al aborto, e invitamos a todos a unirse a
nosotros en el "no" con los medios legítimos al alcance. Es el modo de estar
consecuentemente a favor del "sí" a la vida del hombre, que es la gloria de
Dios.
7.- OTRAS DECLARACIONES SOBRE EL
ABORTO
Los Obispos
han hablado en varias ocasiones de cómo responder eficazmente a los problemas
reales de las mujeres enfrentadas a la falsa alternativa del aborto. Han hablado
también de cuál habría de ser la actitud de los profesionales católicos de la
política y de la sanidad y de todos, cristianos o no, ante este grave problema
humano. Recuerdan aquí solamente dos de estos escritos más completos y más
recientes: la Instrucción de la XLII Asamblea Plenaria titulada Actitudes
morales cristianas ante la despenalización del aborto, del 28-VI-1985, (Cf.
Boletín Oficial de la Conferencia Episcopal Española 7, 1985, 137-142; o
Ecclesia 2229, 13-VII-1985, 888-891. Ya en 1974 nos habíamos pronunciado sobre
este asunto con una amplia Nota sobre el aborto de la Comisión Episcopal
para la Doctrina de la Fe: cf. Documentos de la Conferencia Episcopal
Española (1965-1983), BAC, Madrid 1984, 332-339; también en: Conferencia
Episcopal Española. Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, Fe y Moral.
Documentos publicados de 1974 a 1993, EDICE, Madrid 1993, 7-13.) y el
trabajo del Comité Episcopal para la Defensa de la Vida: El aborto. 100
cuestiones y respuestas sobre la defensa de la vida humana y la actitud de los
católicos, el 25-III-1991 (Cf. Boletín Oficial de la
Conferencia Episcopal Española 8 (1991) 99-118; o Ecclesia 2524 (20. IV. 1991)
604-622. Se encontrará también publicado como folleto en las editoriales BAC,
EDICE, EDICEP, Palabra, PPC y San Pablo)